miércoles, 25 de febrero de 2015

CONSTITUCIÓN DE 1991

CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE 1991

En 1990 el pueblo Colombiano toma la decisión de reformar la Constitución de 1886, el pueblo masiva mente obliga al presidente a tomar decisiones: Cerrar el Congreso, llamar a elecciones para escoger los constituyentes, sancionar la nueva constitución de 1991.
La Nueva Carta Constitucional de 1991, hablo expresamente de que la democracia Colombiana estaba regida por la participación. Eso quiere decir que la comunidad tiene capacidad de iniciativa, promoción, ejecución, y control de las acciones del Estado.

Durante el siglo XIX se evidencian numerosas Constituciones, las cuales tenían una peculiaridad, como muestra Fernando Valencia Villa: eran "cartas de batalla", es decir, resultaban de la imposición de los vencedores sobre los vencidos, en las diversas guerras que se presentaron.

La Constitución de 1991 si bien no comporta esta última peculiaridad, sí evidencia el rasgo más general, pues se produjo en una coyuntura de crisis respecto de la cual se creyó que con la expedición de una nueva Carta Política, era posible conjurarla o quizá al menos pliarla.
Hasta 1990 se habían intentado varias reformas pero estas fueron detenidas por la Corte Suprema de Justicia, la cual declaraba la in constitucionalidad de la respectiva convocatoria con el argumento de que la Constitución sólo podía ser reformada por el Congreso de la República.

Es evidente que la Constitución Política de 1991 consagró innumerables derechos fundamentales, la mayoría de los cuales tienen publica conexión con coyunturas socio-económicas de inaplazable solución. Y todo el derecho positivo tendrá que adaptarse al nuevo contexto que comienza con la definición de Colombia como un Estado Social de Derecho, organizado en forma de república democrática y participativa en la que siempre ha de prevalecer el interés general, así como la libertad plena para que los colombianos participen en los espacios económico, político, administrativo y cultural de la Nación, al amparo de un orden justo.

En 1990 un movimiento estudiantil impulsado además por fuerzas políticas que estaban en pos de la reforma institucional del Estado logra incluir una pregunta en las elecciones de corporaciones de 1990: "Con el fin de fortalecer la democracia participativa, ¿vota por la convocatoria a una asamblea nacional constitucional con representación de las fuerzas sociales, políticas y regionales de la nación, integrada democrática y popularmente, para reformar la Constitución de Colombia?". Nuestra confianza en la capacidad del Derecho para cambiar el mundo tuvo reflejo en la respuesta, el 90% votó por el sí. Se configuró así un hecho político de gran importancia.


La Constitución no está hecha para el Presidente y sus ministros, sino para todos los colombianos: Hay que conocerla, leerla, analizarla, criticarla, ejercerla con todos sus derechos y deberes; convirtiéndola en un programa de convivencia y solidaridad no solo con las personas sino con el ESTADO, el cual pertenece a todos y al cual se debe conocer en su esencia y en su origen, así como a todas sus instituciones.

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